6 de enero. ¿Ya has encargado tu Roscón de Reyes?
Llega el tan ansiado día de abrir los regalos y ver qué cara pondrán los tuyos al desenvolver los paquetes.
Y también de probar el postre que pone el broche de oro a la Navidad… o no.
Visualiza esto:
Tras dar el primer mordisco al roscón y ver sus caras, enseguida sabes que el roscón está seco y soso.
Podría decirse que no sabe a nada.
Los platos de los niños, con el trozo mordido, abandonados en la mesa mientras corren de nuevo al árbol a jugar con sus recién estrenados juguetes. Y el abuelo empapando su trozo en el café… nadie ha repetido y ha sobrado más de la mitad del roscón. No sabemos quién lo va a pagar, aún no han salido las figuritas.
Que mal ¿verdad?
Ahora, imagina esto:
Los peques en el suelo entre cajas de juguetes abiertas y trozos de papel de regalo, rodeando expectantes a sus abuelos esperando que les monten el juguete articulado de turno.
De repente se oye a mamá entrando en el salón y el olor que empieza a inundar la habitación ya anticipa lo que viene a continuación.
Huele a Azahar y es el momento de probar el Roscón de Reyes.
En menos que canta un gallo, está toda tu familia alrededor de la mesa y todos tienen su trozo de roscón en el plato, pero hay una pegunta que a la que nadie quiere responder: ¿A quién le habrá tocado?
Por supuesto, nos referimos al haba, que nombrará al pagador del roscón ó a la figurita del rey, que coronará a su afortunado poseedor.
Empiezan a verse los primeros platos vacíos y no falta quien pregunta si se puede repetir. ¡Guau! no ha durado ni quince minutos.
Del Roscón solamente quedan las migas y las figuritas. Uno de los últimos recuerdos de esta Navidad va a ser ver a los peques lamiendo el plato tras acabarse dos trozos de roscón.
¿Sabes cuál ha sido lo que ha marcado la diferencia? Efectivamente. El roscón. En un caso ha estado a la altura y en otro no.
Esta es la escena que quieres para tu familia y aún estás a tiempo de lograrlo.
Puedes hacer dos cosas:
Una es comprarlo ya hecho, pero debes tener presente que en estas fechas muchos obradores manejan un volumen mucho mayor al habitual y eso significa que puedes acabar con un roscón seco y soso.
Otra cosa que puedes hacer es buscar un receta, hacerlo tú y arriesgarte.
Ya la has encontrado. Parece fácil y te ves capaz. Pero no sabes si está bien formulada.
Si te surge alguna duda o no te sale, no tienes quién puede ayudarte.
¿Te gustaría aprender a hacerlo tú?
¿Cómo te suena seguir una receta probada y sencilla, entender cada paso y que vas a poder completar aunque nunca hayas encendido el horno?
¿Y si te digo que en caso de duda puedes preguntarme?